He visto dos historias recientes sobre el diseño de tazas. La primera historia trata de una pareja. Al chico le gusta la porcelana y llegó a Jingdezhen. Su esposa se fue de la ciudad y lo siguió. Finalmente, el chico diseñó una taza con un ciervo escondido. El chico dijo que el ciervo que saltaba del bosque era él mismo, con la intención de protegerlo, mientras que el ciervo que yacía tranquilamente en la cueva del árbol era su esposa, con la intención de acurrucarse, ¡tal como están ahora!
Otra historia cuenta que un artesano encontró marcas de quemaduras en una taza quemada. De repente, lo intentó una y otra vez, convirtiendo esa huella en una especie de concepción artística "marchita". Así, en su taza, las flores florecen hasta que se cierran, y los años se precipitan y se condensan en las marcas marchitas de la flor.
Todavía está fresca en mi memoria la frase del informe: "Cuando sostenemos estas copas únicas, sentimos como si hubiéramos probado todas las alegrías y las tristezas de la vida".
El mundo es grande, pero siempre hay tantas cosas similares pero inexplicablemente conmovedoras, como el amor que se guarda y se acurruca, como el florecer de la vida marchita. Cuando estas cosas, reflejadas en la copa, ¿pueden despertar un rastro de resonancia?
Cuando era niña, durante mucho tiempo, utilicé cuencos para beber agua. Los cilindros de cerámica son raros en todos los hogares.
Más tarde, utilizamos vasos de cristal, teteras de plástico, vasos aislantes, tazas… La evolución de cada taza representa la mejora de la calidad de vida e incluso la optimización del conocimiento.
Según la investigación textual histórica, ya existían copas en el Neolítico. A lo largo de miles de años de civilización, el material y la forma de las copas han variado, pero su función es la misma, como servir para llenar vino, té o beber agua.
La gente suele decir que el té y el vino, como la vida, pueden llevar el contenedor de la vida, y ¿cuál debería ser?