1. Riesgo cancerígeno. El acero inoxidable está hecho de una aleación de ferrocromo mezclado con otros oligoelementos. Entre estos oligoelementos se encuentra el metal pesado cancerígeno níquel. Si se utiliza de forma inadecuada, el metal pesado níquel se disolverá, lo que pondrá en peligro la salud humana e incluso provocará cáncer.
2. Riesgo de enfermedades crónicas. El uso inadecuado de vasos de acero inoxidable libera cromo, níquel y otros elementos, que se acumulan a largo plazo en el organismo y provocan muchas enfermedades crónicas. Una de las causas de la enfermedad de Alzheimer es la acumulación a largo plazo de algunos iones metálicos en el organismo.
Guía de compra:
A la hora de elegir tazas de acero inoxidable, conviene ir a un centro comercial normal para comprarlas. Observa con atención si hay tres códigos: "13-0", "18-0", "18-8". El número delantero indica el contenido de cromo, mientras que el último número representa el contenido de níquel. Es mejor elegir los dos primeros, y no se recomienda el último.
Instrucciones de uso:
1. No conserve bebidas ácidas (como jugos o bebidas carbonatadas) ni alimentos muy alcalinos (como verduras o legumbres) durante períodos prolongados, especialmente sal, salsa de soja, sopa de verduras, etc.
2. Al limpiar tazas y utensilios de acero inoxidable, tenga cuidado de no utilizar álcalis fuertes ni productos químicos oxidantes, como soda, lejía, etc., para evitar la disolución del cromo, níquel y otros elementos metálicos.